




Las curiosas esculturas de Engelstein se mueven entre la abstracción y la representación, entre la función y la ficción. Si bien su técnica de ejecución ha variado a lo largo de los años, sus formas han mantenido una cierta identidad híbrida. Las esculturas moleculares hinchadas parecen tener su origen en cuerpos de animales y plantas, así como de otras formas orgánicas.
A través de la investigación de formas sugerentes pero inespecíficas, Engelstein comenzó a agregar elementos tecnológicos que reflejaban la cultura contemporánea, a menudo superponiendo las formas con referencias urbanas o industriales. Las formas globulares o booleanas, como las llama Engelstein, varían en tamaño y material. Mientras que algunos se diseñan como cavidades huecas infladas, otros se presentan como masas sólidas de yeso, espuma, poliuretano o nailon recubierto de vinilo, algunos incluso decorados con lentejuelas.
El trabajo reciente de Engelstein evoluciona a partir de la exploración del diseño que utiliza software de diseño asistido por computadora (CAD) para crear y manipular formas escultóricas en el espacio virtual de la computadora. Para realizar los objetos en el espacio físico, los dibujos computarizados se imprimen posteriormente a través de Fabricación asistida por computadora (CAM) y se transmiten electrónicamente para su fabricación automatizada. Revelando pocas pruebas de su proceso, los objetos tridimensionales terminados son equivalentes perfectamente formados, construidos geométricamente del plan inicial. Para Engelstein, esta fusión de lo orgánico (sus formas dibujadas) y lo tecnológico (el proceso informático) crea una intersección entre la naturaleza y la ciencia. Las esculturas a gran escala llenas de aire resultantes son híbridos antropomórficos.
Durante su residencia en ArtPace, Engelstein continúa su investigación de la escultura de vinilo inflable, pero aquí elimina al fabricante que opta por un enfoque práctico. En respuesta al contexto de la residencia, Engelstein convirtió su estudio en un laboratorio de trabajo, creando intencionalmente un ambiente que facilitaría este regreso a un proceso de ejecución agudo e íntimo.
Desde los programas de diseño informático de última generación hasta la mecánica tradicional de una máquina de coser, Engelstein vuelve a fusionar la mano con el aparato. A través de la colaboración y asistencia de consultoría de Chris Lund (diseñador industrial) y Mark Neumann (estaciones de trabajo informáticas personalizadas), Engelstein trabajó con un nuevo programa informático, diseñando y modelando sus esculturas, haciéndolas crecer intuitivamente, cosiendo sobre la marcha. A pesar del uso de una tela de nailon industrial, la elección del artista de tonos pastel frescos sugiere una intimidad lúdica evidente en el trabajo de Engelstein. Anteriormente se conocían las características físicas de las esculturas por su impecable construcción tecnológica. Sin embargo, este cuerpo de trabajo actual surgió de un proceso de creación intuitivo pero incierto que permitió al artista anticipar el resultado físico peculiar de estas formas escultóricas. Engelstein aborda este trabajo de manera más cruda con resultados que difieren de su escultura generada por computadora, fabricada con precisión.