¿Cómo se originó tu serie Evolución Política?
Cuando me gradué de la universidad en 1969, la Guerra de Vietnam estaba en pleno auge. Mi novio no quería hacer servicio militar obligatorio, y me ofrecieron una buena beca así que lo tomamos como señal para mudarnos a Canadá. Después de mudarme a Nueva York en 1974 formé DISBAND, un grupo musical de puras mujeres artistas que no sabían tocar instrumentos. Cuando DISBAND se disolvió en 1982, estábamos imitando a los miembros del gabinete de Ronald Reagan. Yo actué una vez como Alexander M. Plague, Jr., una vez como Ronald Reagan, y luego encontré a Nancy Reagan. Hasta la fecha, he imitado a seis personajes políticos, y Evolución Política incluye un retrato de cada uno.
¿Por qué eliges manipular tu propia imagen?
Mi material es mi propia personalidad, en el contexto social y político donde me encuentro. Las mujeres nacemos de segunda clase; explorar lo absurdo de esta condición ha sido mi obsesión desde los setentas. Por ejemplo, en 1973 hice un performance ante la cámara llamado Posturing: Drag (Posturas: Drag), para el cual me vestí como hombre intentando parecer mujer. Para mí, este experimento fue una transformación de sexo doble, de mujer a hombre a mujer; sin embargo, para el público inadvertido sólo me veía como drag queen.
¿Por qué escogiste el performance, o actuación artística, como modo de expresión? ¿Qué papel juega la actuación en tu exposición en Artpace?
Considero todo lo que hago, ya sea representación en vivo, un video, o trabajos en fotografía/texto, como actuación. Esta forma de expresión visual nació, a mi juicio, en 1910 en Venecia, Italia cuando los pintores y poetas italianos futuristas publicaron 800,000 copias de su manifiesto, “Contra la Venecia Pasadista”. Desde la torre del reloj sobre la Piazza San Marco, lanzaron las copias a las cabezas de las personas que iban saliendo de misa. Los pueblerinos se enfurecieron y subieron corriendo a la torre, donde hubo una pelea en la escalera. Este enfrentamiento marca un choque de ideas—lo cual sigue siendo un sello distintivo de esta forma artística. En mi opinión, el buen arte no trata de objetos bellos; trata de materializar conceptos que pueden presagiar cambios en la cultura en general.
¿Cómo has visto cambiar el arte feminista a lo largo de tu carrera?
En los setentas, no había acuerdo en cuanto a qué era el arte feminista. Había como doce bandos de mujeres haciendo distintos tipos de arte: patrones y decoración, investigación sobre la Diosa, la gente del Imaginería Central, escultura orgánica, arte y video performance, y la lista sigue. También había cuestiones sociales inquietantes que había que resolver: ¿las artistas feministas tenían que ser lesbianas? ¿Podíamos usar maquillaje? ¿Qué opinamos sobre la pornografía? Pasamos mucho tiempo gritándonos entre nosotras. Ahora el “feminismo” es un concepto que la mayoría de la gente piensa que tiene una definición, pero te aseguro que llegar a este punto fue complicado.
¿Cómo fue tu proceso para crear nuevas obras en Artpace?
Cuando llegué a San Antonio en marzo del 2017 para la visita de orientación dije que en lo que quería trabajar era Evolución Política, una serie de retratos míos encarnando mis personajes políticos. El personal me preguntó si había considerado a Melania Trump— lo cual me llevó a unir mi interés por la belleza con mi interés por la política—y de ahí nació Makeover: Melania (Cambio de Imagen: Melania).