Para su exhibición Fever 103 en Artpace, Ulrike Müller desarrolló una serie de pinturas en esmalte al horno sobre acero que hace referencia a las cualidades de sus dibujos abstractos anteriores parecidas a señales. Müller, quien se considera una inquieta creadora de objetos, se interesó en el proceso de esmaltado hace varios años debido a la proximidad que tiene dicho método con la producción clásica de señales, y le presentó una solución a los problemas técnicos que enfrentó mientras dibujaba en papel, específicamente la vulnerabilidad del material y falta de rigidez. El esmalte le proporcionó el adecuado equilibrio entre la apariencia delicada de la textura y el soporte firme que ella buscaba.
Durante su investigación en este medio, Müller descubrió que el esmalte es usado hoy en día tanto en la industria (para aparatos electrodomésticos y tinas de baño) como por artesanos, predominantemente joyeros. Sus pinturas, que no son a gran escala en términos de arte contemporáneo, son consideradas gigantescas cuando se habla de esmalte horneado artesanal.
Varias de las obras en Fever 103 hacen remembranza a la series de Müller Curiosity (Drawings) de 2006, y Paraphilia de 2007. Los diseños verticales están divididos por el centro en sugerentes composiciones de partes del cuerpo casi simétricas y hechas a mano. La insinuación de formas y el juego de la figura y el suelo permite la presencia simultánea de múltiples interpretaciones; constituyen aparentemente imágenes simples que retan la rigidez de los sistemas binarios modernistas y los papeles tradicionales de los géneros. El formato a modo de retrato o vertical de las pinturas en esmalte también sirve para reforzar las alusiones al cuerpo, un tema central en la obra de la artista.
Müller tituló su exhibición tras el poema de Sylvia Plath de 1962, un verso de 18 estrofas que trata de la experiencia corporal de una fiebre aguda. Cada estrofa sirve como el título de una de las 18 placas de la artista. Ella utilizó una estrategia similar para nombrar sus obras en la serie
Curiosity (Drawings), en la cual los títulos se originaron tras el poema de 1923 Lunar Baedeker de la escritora futurista Mina Loy. La técnica y el proceso del esmalte resultaron en un conjunto de obras completamente nuevo para Müller. Su exploración de sexualidades alternativas y emociones mediante el uso de formas sugerentes a través de este medio generó imágenes que no sólo están en conversación con la abstracción modernista, sino también con la publicidad de principios del siglo veinte y la cultura material. Su visión recuerda a los espectadores que pequeños cambios en la percepción pueden innovar realidades más complejas.
El programa 10.1 International Artist-in-Residence es posible gracias a la Fundación Linda Pace; la Oficina de Asuntos Culturales de la Ciudad de San Antonio; la Fundación Nacional para las Artes; la Fundación Andy Warhol para las Artes Visuales, Inc.; y la Fundación Nimoy. Un agradecimiento especial para Gwynn Griffith.