La obra de Devon Dikeou Mamas Don’t Let Your Babies Grow Up to Be Cowboys (Mamás, no dejen que sus bebés crezcan y se conviertan en vaqueros) prosigue su exploración continua de las complicadas relaciones entre artistas, conservadores, coleccionistas, espectadores y el arte que circula entre ellos. Esta vez, el tema es el jazz, ampliamente reconocido como la única forma de arte nativo estadounidense. En esta exhibición, la artista actúa como conservadora, crítica y detective, y pide al espectador que también asuma y aprenda de dichos papeles.
Abarcando la longitud de una pared construida con paneles de madera en la galería, están 56 fotografías a color en hileras al azar y escalonadas. Cada imagen de 8 x 10 pulgadas representa una placa de metal con un fondo de madera, cada placa brillante tiene gravada el nombre y apellido de un músico de jazz estadounidense. Las fotografías, que van desde nítidas y frescas hasta borro- sas y fuera de foco, están montadas en bloques de madera entintada y detrás de plexiglás.
El espectador casual no reconocería con facilidad a la mayoría de los nombres en exhibición, muchos de los cuales son poco conocidos para quienes no son expertos en jazz. La única pista para su importancia individual y colectiva es que cada uno fue conmemorado originalmente en una placa de metal, ha sido fotografiado, y está representado en la instalación de Dikeou. Sólo después de encontrar nombres icónicos como Miles Davis o Nat King Cole, es que el espectador empieza a entender que la serie está compuesta por nombres de músicos de jazz. Armado con esta realización, uno podría asumir que la importancia de los pocos nombres más reconocidos también puede aplicar a aquellos desconocidos exhibidos junto a algunos de los principales músicos del género. De la misma manera en la que un visitante puede inferir que las obras coleccionadas en un museo son sobresalientes e importantes, el espectador de esta exhibición concluye que cada músico merece tener su nombre conmemorado con una placa fotografiada.
En el papel de conservadora de este improvisado Salón de la fama del jazz, Dikeou asume la posición de autoridad que el espectador debe aceptar o rechazar. No obstante su experiencia es tan dudosa como su fuente para las placas. ¿De dónde provienen y por qué se hicieron? Con cientos de artistas famosos del jazz, ¿por qué fueron estos músicos en particular seleccionados para la exhibición? Estas preguntas llaman la atención sobre las elecciones que realizan los conservadores, críticos y otros expertos que influyen la opinión pública, pero cuyos métodos para definir qué vale la pena son frecuentemente misteriosos para el consumidor de cultura cotidiano.
Dikeou ha complicado aún más su autoridad como conservadora al insertar una placa forjada para Sonny Simmons en la exhibición. Un amigo de la artista y un músico de jazz influyente, no fue incluido en la colección de placas que ella encontró y fotografió. Pero una expansiva fotografía mural de 17 x 12 pies de su placa está instalada cerca de la entrada a la galería. Al incluir e inflar el nombre de Simmons entre los grandes del jazz, Dikeou presenta una historia revisada del género. Al hacer esto, ella reta la autoridad del gusto y la aparente rigidez de la cultura popular arraigada y contada.
Dikeou ha complementado la instalación mediante una colaboración con Simmons para producir un CD de edición limitada, Sonny Simmons Quintet Performs the Music of Charlie Parker. Contiene “covers” de canciones de los íconos del jazz y una pieza oral de historia en la que Simmons comenta sobre los 56 grandes del jazz incluidos en la exhibición, el álbum enriquece los temas dominantes de homenaje y recuerdo de la obra. Mamas Don’t Let Your Babies Grow Up to Be Cowboys (que toma su nombre a partir de otra leyenda de la música) refigura la historia de una forma de arte tan flexible y negociable. Aquí el jazz está sujeto a los mismos caprichos de gusto y placer personal que hace a la misma música, mala, buena o excelente.
—Elliot Reichert, Curatorial Intern