Con su proyecto de Artpace, Chiho Aoshima amplía aún más sus ideas acerca de las relaciones complejas entre la naturaleza, los humanos, la mortalidad, e industria a través de una acuarela instalada en la pared – primera vez para el artista.
Mientras moríamos, comenzamos a recuperar nuestro espíritu se estira a través de su pared de cuarenta pies y se extiende del piso al techo. Refiriéndose a una práctica de hace siglos de hacer pantallas decorativas en Japón, los parches de papel tejido aprovechan del espacio expansivo, vertical y horizontal a representar un lugar idealizado y desatado rodeado por nubes desapegadas del mundo.
El enfoque en este trabajo es la resistencia de la naturaleza ante un futuro condenado y sobreurbanizado, un tema recurrente en el trabajo de un artista. Las fotografías digitalmente retorcidas de edificios de San Antonio llenan la pared, sus «cuerpos» de figuras encajan en caras con ojos anchos de femeninas inocentes. Un lavado de acuarelas silenciadas y el lápiz de color articula labios y pestañas para combinar fluídamente al humano con el industrial. Éstas estructuras femeninas flotan entre andanas divinas de la naturaleza: los remolinos de la vegetación vaporosa ruedan en las ondas del agua que sostiene suavemente la metrópoli espiritualizada, viva con solamente los fantasmas de la civilización.
Mientras nos moríamos, comenzamos a recuperar nuestro espíritu que refleja la creencia cultural de San Antonio en el alma animada, pero sugiere más ampliamente que a pesar de la condenación inminente de ciudades como las conocemos, la naturaleza continúe prosperando. Esta persistencia ofrece esperanza. Mientras se continúe encontrando el valor en el pasado, el trabajo de Chiho Aoshima mira hacia un futuro complejo que se queda hermosamente balanceado por lo orgánico. -Kate Green