Óptica es el tercer y último componente de un proyecto basado en la estación de metro Salto de Agua en la Ciudad de México, cuya condición de símbolo modernista de reforma social fue contradicho por el malestar civil contemporáneo al período de su construcción en 1968. Mientras que las dos obras anteriores transforman la fachada de este edificio alternativamente en un retrato urbano en constante desarrollo y en un cartel publicitario “ready made,”Óptica da vuelta a la mirada de la cámara.
La primera película de la serie, Salto del Agua, es un primer plano de las ventanas que reflejan la ciudad caótica. Nuevo, la segunda obra, documenta la transformación sistemática de la fachada de un gris monótono a un rojo brillante, convirtiendo así su superficie en una composición constructivista.
En Óptica, así titulado por el negocio en frente, Vidokle recrea la superficie modular del edificio con una cuadrícula masiva de sesenta televisores. Acomodados estrechamente en un andamiaje de metal, cada monitor transmite un loop gravado desde la misma ventana que representa; siete pantallas mostrando tablas de madera simbolizan oficinas inaccesibles. Fusionando sonidos y objetos del interior (mecanografía, mesas, persianas) con los del exterior (sirenas de policía, taxis, transeúntes), esta cuadrícula de televisiones convierte al espectador en voyeur y a la calle en un sitio de disonancia sinfónica.
Evocando la fragmentación narrativa del cine expandido, cada video de Óptica presenta un portal diferente hacia la misma cuadra urbana, separados uno del otro en el tiempo, si no en el espacio. Refractado por un edificio icónico, este simulacro de la ciudad yuxtapone la intención utópica histórica con la distopía contemporánea. Óptica evoca la sobrecarga de información y vigilancia que caracteriza nuestra época, pero destaca un lugar donde casi nada acontece, aunque solo la infraestructura arquitectónica permanece igual.
-Vanessa Davidson