La exhibición de Monk para Artpace, Rew-Shay Hood Project Part II, consiste de una serie de cofres de auto pintados con aerógrafo representando imágenes prestadas del libro del artista Ed Ruscha Twenty-six Gasoline Stations (Veintiséis estaciones de gasolina). Al re-presentar las fotografías del libro de manera escultural, Monk transforma la antes pequeña escala de las imágenes en algo monumental. Además, cada cofre tiene su propia forma muy particular, dándole a la obra un aspecto físico escultural ausente en el original. Por último, el original fotomecánico se vuelve pictórico en los cofres pintados con aerógrafo, haciéndolos verse más suaves y delicados que en el proyecto de Ruscha.
Twenty-six Gasoline Stations fue originalmente publicado en 1963 y es considerado por muchos como el primer libro del artista. El libro presenta las fotografías de Ruscha de estaciones de gasolina ubicadas a lo largo de la Ruta 66 entre Los Ángeles y la Ciudad de Oklahoma. Publicado en tres ediciones separadas con un total de 3,900 libros (la primera edición con un costo de $3.50 cada uno) la obra personifica muchos de los principios del Arte Pop, presentando imágenes populares como arte, y presentando el papel de la producción en masa como un instrumento artístico.
Al transferir la obra fotográfica de Ruscha en cofres de autos americanos, Monk sitúa la serie de estaciones de gasolina dentro del contexto de los eventos actuales. Los cofres fabricados mecánicamente son un enlace directo a la historia de la línea de ensamblaje de la conflictiva industria automotriz de la actualidad, una que a su vez fue celebrada a través de imágenes icónicas de la era del Pop. La historia de Artpace también entra en juego, ya que su uso original fue el de concesionario automovilístico Hudson.
Al celebrar las grandes marcas fabricantes de autos de potencia (muscle cars), tales como Chevrolet, Ford, Dodge y Plymouth, el proyecto de Monk sin darse cuenta hace sonar las campanas fúnebres de la industria. Lo que alguna vez fueron los faros de la competitividad, ingenio y fuerza norteamericanos, ahora vienen a representar extravagancia, despilfarro y una era de antaño en la cual conducir era tan entretenido como práctico. Visto desde este contexto, el proyecto de Monk es un homenaje a la casi extinta exploración moderna de la frontera norteamericana, el viaje, un desplazamiento ahora realizado con más frecuencia en aviones y autobuses que en vehículos individuales. Es como si los artistas Pop de los años 60 estuvieran prediciendo la desaparición de la cultura del consumismo y hoy Monk está recogiendo los pedazos, conectando los puntos entre los paisajes románticos de Ruscha y el fracaso del consumismo norteamericano y la industria energética.