El DeLorean DMC-12 es el centro de la exhibición de Adam Schreiber, Diminishing Return, que presenta una serie de fotografías a color y monocromáticas que muestran fragmentos del automóvil, mejor conocido como la máquina del tiempo de la trilogía Back to the Future, filmada a fines de la década de los ochenta y principios de los noventa.
Un encuentro casual en un archivo local donde Schreiber investigaba fotografías de prototipos de General Motors (GM) de la Feria Mundial de 1939 llevó a su cuerpo de obras actual. El DeLorean Motor Company (DMC) fue la idea de uno de los ingenieros más brillantes de GM, John DeLorean, quien era responsable de la producción del muy conocido auto Pontiac en las décadas de los sesenta y setenta, incluyendo el GTO, el Firebird y el Grand Prix. En 1973 DeLorean se separó de GM y fundó una compañía con su propio nombre. Una serie de contratiempos demoraron la salida de su vehículo exclusivo, el DMC-12 hasta 1981, y problemas financieros y judiciales detuvieron las operaciones en 1982. Un empresario del área de Houston adquirió los derechos y las partes restantes de DMC en la década de 1990, y DMC-12 comenzó la producción de nuevo en 2008, en gran medida de partes originales.
Durante el transcurso de su residencia, Schreiber visitó varias veces las instalaciones de excedentes de DMC en Humble, Texas, donde fotografió fragmentos del vehículo con apariencia Fénix, DMC-12 y su entorno de almacenamiento. Las imágenes incluyen la consola de ventilación, piezas de transmisión, cajas de almacenaje y amortiguadores. Variadas en escala y contenido, las fotografías transmiten una ultramundaneidad de estos elementos benignos, ya que están aislados de los grandes espacios vacíos fuera de contexto.
Además Schreiber hizo arreglos para que un vehículo DeLorean recientemente ensamblado fuera llevado temporalmente a Artpace, a fin de utilizar la historia automotriz del edificio como marco de varias fotografías a gran escala. En contraste con los aspectos tristes de las imágenes de las piezas individuales, que aparecen como reliquias de otro tiempo y lugar, las fotografías de automóviles brindan una atmósfera más animada de algo en funcionamiento y completo. Esta tensión entre existencia y no existencia, pasado y presente, suscribe gran parte de su interés en el sujeto DeLorean como una célebre anomalía de la historia automotriz americana.
La forma en que las fotografías ocultan, distorsionan y confunden, motiva la relación de Schreiber con la materia histórica como protagonista; y la naturaleza ambigua dual del DMC-12 como reliquia de archivo y vehículo futurista es un tema medular de su exploración. En Diminishing Return, él usa la fotografía para liberar al DMC-12 de su cultura pop específica y asociaciones automovilísticas, elevándolo a un estado de ícono que apela a diferentes generaciones con marcos de referencia contrastantes, permitiendo al vehículo, antes asociado con el lujo excesivo, ocupar el reino que de otra forma está reservado para las obras de arte.
—Alexander Freeman, Curador Educativo