En Tush Hog, Buster Graybill concibió una narrativa de ficción en la cual su grupo de esculturas minimalistas que también juegan el papel de alimentadores de cerdos salvajes, están dotadas de características animales. Él imagina que sus obras, puestas en exhibición en un terreno salvaje sin conservadores que cuiden de ellas, evolucionaron de manera veloz y desarrollaron su armadura sólida y plateada y estatura más muscular. Diseñados y armados en Artpace, estos aparatos “salvajes” pasaron semanas bajo vigilancia las 24 horas en un rancho a una hora al sur de San Antonio, cerca de Pearsall antes de ser devueltos a la galería para su exhibición. Las piezas están acompañadas por fotografías y video capturadas con cámaras infrarrojas activadas por movimiento, usadas normalmente entre cazadores. La documentación muestra una variedad de vida silvestre interactuando con las obras de arte surtidoras de maíz.
El término “Tush Hog” no sólo se refiere al conjunto de esculturas del artista, sus fotos y videos, sino a un enorme jabalí local con feroces colmillos. El artista explica que dichos cerdos salvajes evolucionaron a partir de cerdos domesticados que escaparon y se cruzaron con los exóticos y robustos jabalíes rusos, mismos que fueron introducidos a los Estados Unidos para la caza deportiva. La apariencia del Tush Hog evolucionó por necesidad: el animal desarrolló pelo más grueso y colmillos más grandes a fin de poderse desplazar mejor en el imperdonable entorno de la zona agreste de Texas.
De manera análoga a la evolución del cerdo salvaje, las obras Tush Hog de Graybill han sido modifi- cadas por razones similares. Sus esculturas han mutado naturalmente hasta el punto en el que han retenido algunos atributos de un objeto minimalista, pero han asumido la escarpada cualidad del entorno rural en el cual han sido liberadas. Su novelesca narrativa además explica el uso del maíz en los comederos para cerdos salvajes; normalmente usado en comederos para venados a lo largo de Texas, el grano se ha convertido en un anzuelo efectivo y frecuente para los Tush Hogs, y por consiguiente sus obras se adaptaron.
Siendo un aventurero de la naturaleza y un artista contemporáneo, Graybill está negociando el espacio entre dos distintos y frecuentemente contradictorios mundos. Al igual que la identidad del artista, Tush Hog es una confluencia tanto de la gramática del campo y el idioma del arte. “Fluctu- ando entre las imágenes vernáculas de los objetos rurales y los objetos artísticos, Tush Hog es un híbrido raro y perfecto de “campo” y “contemporáneo”: parte comedero para cerdos, parte escul- tura, ¡y 100 por ciento fregón!”
—Alexander Freeman, Education Curator